miércoles, 20 de julio de 2011

¡Eliminemos al senado!, ¡votemos en blanco!, ¡abajo el rey!





¡Eliminemos al senado!, ¡votemos en blanco!, ¡abajo el rey!

Éstas y otras iniciativas que bombardean los mails no hacen sino desviar la atención de la auténtica amenaza que va axfisiar Europa: el gigantesco e imparable traspaso de la riqueza pública y su regulación a manos privadas, con intereses privados, a corto plazo, sin escrúpulos sociales probablemente.

Recordemos que privar implica prohibir...

Últimamente suelen llegar muchos mails que cuestionan la existencia del Senado y automáticamente aconsejan difundir la idea de no votar el día de las elecciones. Y la verdad es que cuando menos, inquieta... ¿De donde viene esta preocupación repentina?

Otros mails calientan aún más recordándonos los privilegios de la clase política, y acto seguido pasan lista de los cientos de politiquillos de segunda y tercera fila regional que gozan a placer los sueldos, dietas, prestaciones y regalías varias a costa de los ciudadanos paganinis que subvencionan su arrogante esplendor con júbilo.

Y en la misma línea, otros nos cuentan de lo inútiles que son muchos funcionarios. Trabajan pocas horas y disfrutan de jugosos sueldos y condiciones laborales que parecen de ciencia ficción si lo comparamos con la empresa privada.

Como no, también tenemos a aquellos que se ceban con el funcionario number-one en su tajada histórica, sus condiciones laborables, económicas y jurídicas in-creíbles para el modesto peatón, currito desde las 6 de la mañana. Y por si fuera poco, cuentan también con una imagen pública blindada contra las críticas. Larga vida al Rey y compañía.

Por último, antes de las elecciones municipales también se vieron muchos mails pidiendo el voto en blanco, nulo, al partido de los ciudadanos en blanco... o a minorías absurdas o divertidas de cortometraje de serie B... Algo que está demostrado que beneficia a los partidos mayoritarios.

También del 15 M escuchamos a Democracia Real Ya, pidiendo la abstención de votar o se representaban alegremente con frases inofensivas del tipo: "
Mis sueños no caben en tus urnas". "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir" propios más bien de la ocurrencia colegial de una niña rebotada de 15 años que de un padre de familia de 50 años desesperado y en paro por un ERE...

Sin entrar en detalles hay que decir que algunas propuestas tienen su parte de razón. Es cierto que el senado no tiene mucho sentido hoy, la realeza parece servir más para las portadas del Hola y los debates del corazón y la regatas que otra cosa... y la situación laboral de los políticos, es insultante.

Pero como decía al principio, estas propuestas tienen la función de despistar, de apartar la atención pública de lo que verdaderamente está ocurriendo ahora. Como si hubiera un enorme interés en que olvidáramos
lo que se está gestando en estos momentos en los congresos europeos.

Una maravillosa operación de cosmética y disimulo para no enterarnos por donde vendrá el golpe.

Mientras la izquierda comprometida se debate en 10.000 sandeces como estas, la derecha casi de forma instintiva se aglutina en un objetivo: entrar en el tobogán hacia modelo Norteamericano. Lo que significará eliminar la clase media, estrechar el espacio de los que pueden y vaciar los recursos para regular el poder. Algo parecido a lo que ocurrió en la Argentina de Carlitos Menem y el saqueo literal de todo un país contado por Pino Solanas en el documental Memoria del saqueo.

Dicho sea de paso, era entonces cuando la España de Aznar estaba en el lado bueno de la valla, y con su disfraz de "españa va bien" se llevó YPF para Repsol. Y de paso Telefónica, BBVA, Endesa, Iberia y Aguas de Barcelona se meriendan cada uno su parte del pastel.

Siempre bajo la lógica de la globalización: "no había otro remedio". Que es lo que más o menos dice ahora el discurso oficial. Apretémonos el cinto que no hay salida...


Y este proceso lento pero constante en el mundo de los países enriquecidos, recordemos, no empezó el en 2009 con la crisis financiera, ni en el 2002 con el Euro. Habría que remontarse a sus comienzos en los años 80's con la era Reagan-Thatcher-escuela de Chicago y Milton Friedman con inspirador del equipo para lo que sería después una escalada de privatizaciones forzosas de recursos, empresas y servicios públicos, urbi et orbi...

De ahí que estas propuestas de panfleto callejero deben dar mucha risa a la sede del PP. Uno no deja de pensar en la vieja estrategia del boxeador que mueve la mano izquierda para llamar la atención mientras sacude con rabia el puñetazo por la Derecha.


miércoles, 1 de junio de 2011

Revolución del 15 de Mayo: ¿éxito o fracaso?

“en una democracia contemporánea lo que no sale en los medios no existe”

Kaspuscinsky

La “spanish revolution” más allá del escepticismo generalizado de los intelectuales, políticos y periodistas top-ten en España, es un éxito de raíz. El hecho de ocupar un espacio en los principales grupos mediáticos televisivos ya es motivo de asombro. Pues el peor destino de una manifestación en las sociedades modernas es la indiferencia a la que la mayoría de las veces queda sometida por el poder. Y este no ha sido el caso. Ni el show de las elecciones autonómicas ni la copa de Europa pudieron sumergirlo en los océanos del entertainment..

Mayo del 68 a la Española, Primavera de Praga, manifestación de descontentos con tufillo a porros y fiesta comunista, concentración de absentistas, indignados, antisistema, ingenuos o revolucionarios, gamberros, o antidemocráticos... De todo se ha dicho hasta ahora en los medios. ¿Pero qué es realmente este movimiento 15 M que parece tener en vilo a los responsables de interior de comunidades como la de Madrid o Barcelona? ¿qué ocurre en París, Florencia, Bruselas o Londres?

¿Qué está pasando cuando sólo en España medios “conservadores como la Cope o Intereconomía, Punto radio o ABC dedican espacios y esfuerzos a medir y caricaturizar el movimiento? Y en Prisa con el País se apresuraron desde mediados de la primera semana a enviar redactores a Sol, o columnistas como LLuis Bassets a valorarla sólo unos días después de que empezara la acampada?

Sumo y sigo... ¿qué ocurre en internet cuando twitter arde, Youtube o flickr engordan al minuto con nuevos vídeos y fotos de aficionados, las opiniones vuelan en nuevos foros de discusión a favor o en contra, las propuestas, y manifiestos se apiñan junto a las diversas valoraciones apresuradas: emoción, desdén, escepticismo, crítica fácil, desprecio y esperanza bombardean las bandejas de correo como golpean los garbanzos sobre la cazuela por el calor cinético interno.

Esto es precisamente lo que ocurre y en lo que debemos fijarnos antes de nada: movimiento, simple y claro; de masas, de comunicación, de opiniones, de descontento por el lado que sea. Este y no otro es el auténtico valor del 15 -M. Más allá de sus resultados electorales o su traducción en cambios sociales, es la inesperada acogida popular y la participación ciudadana desconocida hasta ahora lo que marca la diferencia. El pasado 15 de Mayo, una manifestación más convocada por un grupo más, se extendió con la rapidez de un incendio veraniego por la geografía Española. Aunque sus presupuestos no sean nuevos, si lo es la forma en que se está expresando.

Aquí está la magia de éste movimiento que contradice el escepticismo crónico que vivimos. Para muchos la izquierda está muerta y la sociedad como colectiva enferma y desmembrada. El filósofo italiano Raffaele Simone, nos dice en su reciente libro el monstruo dulce “la pasión más estimulada, más excitada, mas suscitada de la modernidad es el egoísmo”... “La sociedad consumista participa en la general disminución de la pasión política y desmoviliza a la clase obrera, que ya no reivindica su identidad si no que busca parecerse a la burguesía que quisiera ser...” (citado por Rémi Lefebvre en Le Monde diplomatique Mayo 2011.

Y lo que está ocurriendo ahora en los barrios de Madrid es un ejemplo de todo lo contrario. El descontento generalizado, la incertidumbre local , nacional e internacional, la velocidad de los acontecimientos se está expresando por primera vez de forma nítida en la calle, en los vecindarios, en las plazas públicas, en los foros de la web con un impulso desconocido hasta ahora. Con una capacidad de movilización única que debería sorprendernos más allá de sus resultados.

Por supuesto, por que no podría ser de otro modo: es un movimiento confuso, caótico. Con frecuencia se le tacha de pataleta o palos de ciego. Quien mucho abarca poco aprieta. Y esto es lo que está sucediendo en cada una de las asambleas. No hay un discurso diferenciado ni unas formas claras de llevar a claro las decenas de propuestas que han ido saliendo en las plazas. Sus protagonistas, además, ni son profesionales ni superan los 30 años en su mayoría. Y finalmente, tampoco hay liderazgo ni partido político o asociación que la represente.

¿Pero que podríamos esperar de algo que en el mejor de los casos surgió de forma espontánea del mismo descontento ciudadano? ¿Un partido político más en las listas autonómicas? ¿Otro gurú con altavoz en mano, nueva estrella de los medios y posiblemente pelotazo editorial más tarde? Otro mito mito más que acabe ocupando un cuarto de columna en el anuario del 2011?

No, el mundo no se cambia en una tarde, ni España ni la comunidad de Madrid. Tampoco la legislación que facilitó la crisis del 2008 ni está democracia de chapa-pin en la solapa. Tampoco la cambiarían un puñado de políticos con carisma o profesionales de recetas económicas. En cualquier caso, para hacer algo, al menos este si es el mejor de los comienzos: el consenso desde la base, el debate, la movilización desinteresada de esos jóvenes que entran en la vida pública y que han hecho lo que ni 5 millones de parados actuales, ni 250000 desahuciados y empobrecidos por obra y gracia de los planes de hipotecas españoles consiguieron: dar el primer paso.

Apuntémonos que vale la pena vivirlo.



martes, 24 de mayo de 2011

España votó a una marca y no a un partido.

Las recientes elecciones autonómicas confirman el éxito de los grandes grupos de comunicación nacionales: los españoles ya no votamos a un partido político, ideología o programa, si no a una marca empresarial, a una firma con los atributos de empresa: logotipo, música, identidad y unos representantes cuya función es caernos bien.

El mapa español amaneció tintado de azul. El PP gana por mayoría abrumadora e histórica y preludia en las próximas elecciones conseguir un monopolio político insólito en la democracia Española.

Es la crónica de una muerte anunciada. Un PSOE que no supo reaccionar a tiempo al vendaval de la crisis, la humillación posterior de un partido con imagen “de izquierdas” que acaba doblegado a las imposiciones de las instituciones financieras del BCE y del BM , un presidente, que firma el mayor retroceso de la historia de la democracia española, de las conquistas sociales ganadas a pulso por nuestros padres, herederas de la llamada tercera vía social demócrata europea: sanidad pública, sistemas de pensiones, la regulación del empleo, una educación de calidad para todos, el fomento de la empresa pública... transportes, telefonía. En resumen, un partido que más que nunca, abrió la puerta del pastel público a los grandes grupos privados nacionales y extranjeros. El copago en sanidad y educación, la privatización galopante y el desmantelamiento de la esfera pública que para manifestarse tiene que acampar de forma ilegal.
El enfado era de esperar.

A este expolio de la riqueza nacional los medios lo llamaron “ hacer los deberes”.
Y es que, según la lógica neoliberal acatada sin rechistar por el PSOE, era preciso salvar a España de la devaluación de sus bonos, y el rescate financiero. Los creadores de la crisis son ahora víctimas que hay que proteger para que no se descalabre el tinglado democrático. La fiesta debe continuar aunque cada vez sean menos los que compran la entrada y salen a bailar. El resto, pasmados se quedan afuera sin saber muy bien por que.

Dicho de forma simple y llana: el PSOE no ha hecho si no seguir la misma política neoliberal que procesa y predica a los cuatro vientos el PP. Política que sufren los 5 millones de parados y que iremos sufriendo el resto a medida que los recortes se hagan palpables en el día a día.

¿Entonces como es posible estos resultados? Lo que dijeron las urnas, la indiscutible victoria del PP y previsiblemente en las próximas elecciones, supone un sí rotundo a más recortes, más privatización y más modelo norteamericano en nuestras calles.

La esfera social será carne de grandes grupos de inversión sujeta a la dinámica de los costes y beneficios. Es decir que cada vez más el hecho de tener a mano los recursos para vivir dignamente como agua corriente de calidad, electricidad, teléfono, cultura, educación o protección sanitaria dependerán del interés lucrativo de inversores cuyos nombres, lugares o principios difícilmente conoceremos. Serán el azar de los índices en las bolsas, y la dinámica financiera la que determinará, cada vez más, que España sea una Argentina arrasada por la especulación, o Detroit barrida por la crisis, o una ex-república soviética.
Quien sabe.

De hecho, la contradicción radica en que lo público, el voto democrático, sólo puede elegir aquello que es público. Lo privado, al contrario, escapa de la jurisdicción democrática. Así, inevitablemente, cuando privatizamos un bien público lo perdemos para siempre pues dejamos de poder elegir su uso y destino. Serán los dados bursátiles los que determinarán la vida diaria. Y la democracia o poder del pueblo será más simbólica que real.

Ahora volviendo a las elecciones, lo lógico es pensar que se ha votado con el corazón, por reacción al PSOE, por reacción a los parados, a la crisis, a los recortes... Como un péndulo electoral que ha ido ganando inercia en los últimos dos años: castiguemos al PSOE que nos ha metido en el embrollo y votemos a los contrarios como si de un partido de fútbol se tratara, tigres contra leones, Barsa o Real Madrid, Pepsi o Coca-cola. ¿Y tú, de quien eres?... sin plantearse cual es el soporte ideológico que está detrás.

Éste ha sido el triunfo de los medios y las agencias de comunicación: conseguir convertir a los partidos en marcas identitarias. Ya no importa su programa político, ni sus planteamientos económicos, al parecer demasiado complejos para el peatón... Si no la seguridad, simpatía o identificación que tengamos con su imagen pública. “El señor x me cae bien, pero éste me cae gordo... y no veamos aquel.” Un color, un logotipo, una cara y comentarios que recordar, una sintonía... es la misma dinámica del espectáculo la que se adueña de las urnas y la que decide la voluntad general. En sentido opuesto, la racionalidad de elegir un futuro próximo, un modelo económico y manifestar una auténtica soberanía general va quedando arrinconada con desdén.